sábado, 30 de noviembre de 2013

¿ESTÁN QUEMADOS LOS PROFESORES DEL BUEN VIVIR?*



La filosofía del Sumak Kawsay representa una crítica al concepto desarrollo entendido por occidente en el cual la posesión material determina el ser. En cambio, el gobierno propone un paradigma en el que la felicidad no se alcanza por las posesiones materiales sino por el bien ser, y a través de este lograr el bien hacer, lo cual posibilita el bien tener, para culminar en el buen vivir (SENPLADES, 2009).

Desde esta mirada, el progreso de la sociedad está determinado por el desarrollo de cada persona, su autorrealización y su capacidad de lograr el bien ser o la felicidad. El logro de esta meta supone un sistema educativo que posibilite alcanzarlo, y surge la pregunta: ¿será posible educar ecuatorianos felices? Lo es en la medida en que el currículo lo permita, el entorno educativo debería estar compuesto por todos los ingredientes que conforman el concepto felicidad, incluyendo al docente como parte activa y viva del currículo.

Partiendo del principio que no se puede enseñar lo que no se conoce, ¿cuentan los profesores ecuatorianos con estas cualidades que posibilitan una educación en la felicidad? Según investigaciones la felicidad es más un componente hereditario e independiente del ambiente (Seligman, 2003). Además, un mayor ingreso económico no está relacionado con el aumento de la felicidad (Diener et al., 1995; Csikszentmihalyi, 1996). Este concepto tiende a ser un rasgo más que un estado.

Por otro lado, Freudenberger (1974) estudia un tipo de estrés llamado burnout o síndrome del quemado, caracterizado por un cansancio físico y emocional, producido por las condiciones de trabajo o sobrecarga profesional. En la población docente se han efectuado estudios que permitido la creación de modelos explicativos sobre las causas del burnout en profesores.

Aunque Moriana y Herruso (2004) citan cuatro de ellos, se puede sintetizar que el conflicto de rol, clima de clase, autoestima, transformaciones en la escuela, decisiones de administradores, son variables que influyen en la aparición de burnout en profesores. Estas teorías toman como evidencia el absentismo en el trabajo, el gasto en sustituciones, las bajas laborales de tipo psiquiátrico y el poco rendimiento (García-Calleja, 1991).

La idea del gobierno de pagar mejor a sus maestros y capacitarlos con el fin de demandarles más trabajo y mejores resultados, parecería no estar muy apoyada por la ciencia. Esta situación descubre la postura del gobierno de ver la docencia como una actividad instrumental y operativa al servicio del sistema, y no como un acto creativo. Los profesionales verdaderamente creativos no tienen estrés (Koestembaum, 2000), son creativos porque gozan de libertad.


 
Bibliografía
Csikszentmihalyi, M. (1996). Creativity: flow and the psychology of discovery and invention, Nueva York, Harper Perennial.
Diener, Ed, Marissa Diener y Carol Diener. (1996). Factor predicting the subjetive wellbeing of Nations. En Journal of Personality and Social Psychology, 69, pp. 653-663.
Freudenberger, H. (1974). Staff Burn out. En Journal of Social Issues, 30 (1), 1974, pp.
159-165.
García-Calleja, M. (1991). Bajas por enfermedad. Una investigación crítica”, en Cuadernos de Pedagogía, 251, pp. 80-83.
Koestembaum, P. (2000). Liderazgo: la grandeza interna. México. Prentice Hall.
Moriana, J. y Javier H. (2004). Estrés y burnout en profesores. En International Journal of Clinical and Health Psychology. Vol. 4. núm. 3, pp. 597-621.
Seligman, M. (2003). La auténtica felicidad, Barcelona, Vergara Editores.
SENPLADES. (2009). Plan Nacional para el Buen Vivir: construyendo un estado plurinacional e intercultural, Quito. Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo.

*Extracto tomado de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, Vol. 43, Núm. 2.  http://cee.edu.mx/nuevaversion/publicaciones/r2011-2020/r_texto/t_2013_2_04.pdf

miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA ESQUIZOFRENIA DE LOS PROFESORES-PADRES EN EL ECUADOR

Toda persona tiene una habilidad y conocimiento que desarrolla en su vida, algunos de nacimiento y otros adquiridos, algunos que son producto de la praxis y otros de la teoría, algunos que lo perfeccionan en la práctica y otros los profesionalizan en centros de educación. Estos saberes configuran la forma de pensar de las personas que los portan y son aplicados como parte de su vida a su entorno familiar. Así, un médico velará por la salud de su familia, o un peluquero mantendrá un estilo de peinado muy pulcro.

Estas personas deben tomar ciertas medidas o precauciones cuando se presentan factores externos que influyen en su cosmovisión y estilo de vida. Una sociedad que no penalice la comida chatarra obligará a una nutricionista a redoblar esfuerzos para que sus hijos mantengan una dieta sana, o un arquitecto que no comparta los criterios conceptuales de diseño de sus colegas del MIDUVI optará por hacer sus propios esbozos y proyectos; pero la situación no es tan alentadora para los profesores.

Los profesores saben que en la educación como ciencia social existen algunos paradigmas que la explican y que pueden coexistir, así como sus subsecuentes corrientes, enfoques y líneas metodológicas. De esta manera los padres pueden elegir una educación para sus hijos coherente con su paradigma educativo. Incluso esta situación está respaldada en el artículo 29 de la Constitución de la República al establecer que “…el Estado garantiza la libertad de enseñanza…..donde las madres y padres o sus representantes tendrán la libertad de escoger para sus hijas e hijos una educación acorde a sus principios, creencias y opciones pedagógicas”. Entonces, dado que los profesores son entendidos en el asunto, podrían optar por un tipo de educación para sus hijos que sea coherente con sus preferencias pedagógicas, aunque pueda diferir de la oficial.

            Por otro lado, la Actualización y Fortalecimiento de Currículo de Educación Básica (2010) expresa que su base teórica y epistemológica es la pedagogía crítica, y la LOEI (2011) establece en su artículo 19 que un objetivo de la autoridad educativa es “diseñar y asegurar la aplicación obligatoria de un currículo nacional”. Este dictamen supone el cierre a cualquier otra posibilidad de aplicación de paradigma, corriente y enfoque educativo diferente. Si los profesores desean educar a sus hijos bajo otros modelos diferentes al oficial, no podrían hacerlo porque caerían en desacato legal. Y aunque existe el acuerdo ministerial 515-09 que establece la posibilidad de Educación en Casa, ésta es negada salvo si el padre postulante es un diplomático o si su hijo se ausenta con frecuencia del país para representarlo en algún campo deportivo o similar. Dada esta realidad, un educador que vive en Ecuador y que desee para sus hijos una educación diferente ¿debe abandonar el país?, ¿debe entregar sus hijos al Estado?   

De esta manera todas las mañanas, algunos maestros ingresamos en estado psicótico, en una esquizofrenia como lo refiere Pareja Donoso (2004), al enviar a nuestros hijos a un sistema educativo que sabemos no funciona, y del cual también formamos parte. Es un acto de fe parecido al de Abraham cuando Dios le dijo: “toma a tu único hijo, a quien amas,…y ofrécelo en sacrifico” (Génesis 22: 1-2)

¿Qué hacer? Propongo una reforma a LOEI anexando un literal al artículo 10 sobre los derechos y obligaciones de las y los docentes que exprese: “Educar a sus hijos conforme a sus creencias pedagógicas”. La propuesta está abierta al debate.  


Bibliografía
Actualización y Fortalecimiento Curricular de la Educación Básica. (2010). Ministerio de Educación del Ecuador.
Asamblea Constituyente. (2008). Constitución de la República del Ecuador. Ciudad Alfaro.
Pareja Donoso, M. (2004). Ecuador, identidad o esquizofrenia. Quito. Eskeletra.

Presidencia de la República del Ecuador. (2011). Ley Orgánica de Educación Intercultural. Registro oficial No 417, Marzo, Quito, Presidencia de la República. 

sábado, 23 de noviembre de 2013

DOS VISIONES SOBRE LA INVESTIGACIÓN: LA SUPERVIVENCIA DE LA UNIVERSIDAD ECUATORIANA

Una comunidad de indagación es la reunión de personas que responden a una necesidad intrínseca de investigar acerca de temáticas que les interesa, es decir, su conformación no obedece a una necesidad externa. Muchos autores han contribuido a desarrollar este concepto desde la filosofía, la educación y la investigación, sin embargo, sus aportaciones conservan ciertas esencialidades que a continuación se detallan.

El origen y conformación de una comunidad de indagación puede ser espontánea o planificada, son autorregulados y tienen como base una cualidad en cada uno de sus miembros: La capacidad de asombro, la que se entiende como la habilidad natural que tiene todo ser humano para formular preguntas filosóficas y epistemológicas. Esto se observa con mucha claridad en los niños, pero la escuela se encarga de aniquilar paulatinamente esta capacidad (Lipman, 2002), cuestión que difícilmente el adulto llega a reencontrarla.   

En sus inicios estos espacios realizan diálogos que ayudan a mejorar progresivamente la capacidad argumentativa de sus miembros, a su vez los impulsa a profundizar la lectura, redacción, intercambio de escritos y debate. Este ejercicio básico y periódico posibilita el surgimiento de delimitaciones en un tema que asegura la conformación de una línea de investigación y así convertirse en una corriente del pensamiento. Este proceso orientado por el ocio de aprender, quema algunas etapas que modifican su nombre desde comunidad de indagación, grupo de estudio y grupo de investigación. Algunas universidades e institutos en el Ecuador ya llevaban esta práctica e investigaban mucho antes del gobierno de la revolución ciudadana.

No obstante, el informe del CONEA del Mandato 14 (2008) concluyó como generalidad que la universidad ecuatoriana ha tenido una función tradicionalmente profesionalizante y nunca fue una prioridad el apoyo a la función de investigación. Dada la demanda actual de cumplir los indicadores del SENESCYT, se observa como estrategia común en algunas universidades, la disposición desde sus autoridades de realizar cursos especializados que conduzcan a la conversión de sus docentes en investigadores, obviamente con el debido mejoramiento económico por esta nueva función, de esta manera la conformación de grupos de investigación se deriva de una orden superior. Esta situación es muy coherente con un paradigma basado en la dirección y el control; el origen del interés de apoyar la investigación representa una cuestión de supervivencia y no necesariamente un convencimiento por convertirse en una corriente del pensamiento, la universidad se subordina a los indicadores.    

Para este paradigma basado en el control nadie investiga por el puro gusto, solo un seguimiento adecuado del proceso de formación de los docentes asegura la producción y calidad de investigaciones. Esta estrategia en cambio es vista como una falacia para el paradigma que abraza la idea de comunidad de indagación, para éste la investigación no es una actividad o función, sino una filosofía y estilo de vida. El investigador auténtico es el que se dedica por su convicción de contribuir a la ciencia.

El debate sobre estas dos visiones epistemológicas me llevan a cuestionar: ¿Qué panorama ofrece la universidad ecuatoriana con la estrategia elegida? ¿Qué calidad de productos podrán ofrecer docentes capacitados y mejor pagados pero sin el historial de poseer esa mística investigativa? Sólo el tiempo lo dirá.


Bibliografía
Lipman, M.; Sharp, A. y Oscayan, F. (2002). La filosofía en el aula. Madrid. Ediciones de la Torre.

CONEA, (2009). Mandato Constituyente No. 14. Evaluación de desempeño institucional de las universidades y escuelas politécnicas del Ecuador. Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación de la educación Superior del Ecuador. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

¿CALIDAD EDUCATIVA? La resistencia de los adolescentes

El revolucionario argentino-cubano Ernesto Guevara decía: “La calidad es el respeto al pueblo” (Guevara, 1983).  La Real Academia de la Lengua Española define la calidad como la “propiedad o conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permiten apreciarla como igual, mejor o peor que las restantes de su especie” (RAE, 2010).
Al igual que toda realidad, el concepto de calidad puede tener una interpretación tanto subjetiva como objetiva, la cual dependerá del paradigma desde el que se lo analice. Una postura objetiva sintonizará con indicadores estandarizados mientras que una subjetiva priorizará la libre opinión. Pero independiente de cada postura, la valoración de la calidad conlleva un comportamiento, si la calidad de un producto o servicio es buena, el consumidor estará contento y tenderá a buscar el mismo producto o servicio para satisfacer sus necesidades. Por otro lado, un consumidor insatisfecho tenderá a olvidar el producto y buscar otro. Pero ¿qué sucede cuando el cliente no tiene esa opción y está obligado a consumir un producto o servicio que considera inaceptable?    
Una institución educativa ofrece un servicio que los estudiantes están en capacidad de valorar su calidad. Un estudiante insatisfecho con el servicio recibido pero sin la posibilidad de escoger otra opción se torna un peligro porque se siente engañado. En un niño que no ha desarrollado completamente su expresión oral, su inconformidad se desplaza y se manifiesta en comportamientos que afectan su esfera afectiva y cognitiva. En adolescentes ocurre algo similar, teniendo la capacidad de expresarse pero sin la libertad de hacerlo, su manifestación puede ser más vigorosa y/o perversa, aunque puede mantenerse inconsciente. 

Los estudiantes intuyen que algo no funciona, pero no tienen la madurez, ni el paradigma, ni el conocimiento para identificar si el problema está localizado en todo el sistema educativo, sólo el colegio o los profesores. Sin que les interese su origen, este malestar los lleva a radicalizarse. La baja tolerancia a la frustración surgida por la contradicción entre un discurso sobre el buen vivir y los resultados logrados en el aula de clase, generan conflictos en los adolescentes. La resistencia de biopoder se convierten en un medio que posibilita expresarse (Calderón, 2013); el baile perreo por ejemplo, tan odiado por adultos, se vuelve una opción para los más avezados. 
Tanto el presidente como el ministro de educación interpretan adecuadamente la situación pero confían demasiado en que el sistema creado por su gobierno encontrará la solución. No atreven a preguntarse si la falla será el mismo sistema educativo. Los perreadores son apenas una válvula de escape, el síntoma de un sistema enfermo. 
Para culminar expreso mi solidaridad con los jóvenes: ¿A quién no le ha dado furia en algún momento, tener profesores de baja calidad, o saberse parte de un sistema que no funciona? La irreverencia de los estudiantes por el sistema educativo en general, y el ejercicio del poder para denunciarlo aunque sea en forma de pulsión, plantea una reflexión a la comunidad educativa.



Referencias
Calderón, M. (2013). Juventudes en el espacio educativo. Biopolítica y          
     bioresistencia. https://hypomnemata.jux.com/877901
Guevara, E. (2004). Obras escogidas. Chile. Resna.
RAE. (2010). Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Madrid.